sábado, 22 de mayo de 2010
La figura del sumiso
La persona que ejerce como sumisa, entrega gradualmente su voluntad a la de su amo; para ello han de establecerse comunicación (el sumiso ha de abrirse a la hora de expresar sus ideas y sensaciones ante las situaciones que surgen) y confianza, necesarios para aproximarse a la entrega total a través de la cual puede funcionar la relación BDSM. Es decir, que mientras que el amo puede entregar cosas al sumiso, el sumiso se entrega al amo. No ha de esperar recompensas, aunque vaya a obtenerlas; su determinación ha de venir de esta entrega, aunque la gratificación bien administrada por parte del amo sea un ingrediente esencial a la hora de que el sumiso pueda seguir superando sus límites para entregarse por completo.
Parte del objetivo, es que el sumiso de salida a través del BDSM a sus propios sentimientos de sumisión reprimidos, entregándose hasta el punto en que ya no se controla a sí mismo, al desnudo, pero a la vez seguro y aceptado. Es comprensible aquí el miedo a que el otro tome un control que uno ya no posee, pero al tiempo un objetivo esencial; para ello la necesidad de la confianza absoluta para la entrega, por ello la necesidad de un amo que aprecie el regalo que le ofrece la persona sumisa y pueda actuar en consecuencia ayudándola a lo largo de su experiencia.
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